Epístola: "Transferencia "

      Muchas veces he temido dar mi último paso, tal vez con el mismo temor con que di el primero. El primero me abrió las puertas a un nuevo mundo y el último será la despedida final, la tan temida partida hacia la nada, que ha tenido distintas valorizaciones a lo largo de la vida. Una nada que alberga una mínima esperanza, que la razón niega y el alma reclama, una nada cargada de misterio, que la mayoría recrea en una fantasía espiritual religiosa, una nada de preguntas incontestables, de un vació imposible de aceptar, de ausencia. Una ausencia que nos toca en lo mas íntimo por ser la propia, nuestra inexistencia definitiva, pensar que el propio ser será desposeído de esencia, de sustancia, de contenido y de forma. La muerte es el destino natural de todo ser vivo y a pesar de ello es la mas negada realidad, el hombre se afana en crear otras vidas, generalmente mas placenteras que la que ha tenido, se preocupa por permanecer en el recuerdo de los que siguen vivos, como su propia extensión, permanecer en la memoria de sus seres queridos, sus hijos, sus nietos y hasta sus bisnietos, proyectarse en otros seres que tendrán las mismas aspiraciones y temores, llegado el momento. Quien recuerda a un antepasado lejano y en el mejor de los casos, que representa ese recuerdo. Solo algunos elegidos permanecerán en el recuerdo de la humanidad y que cambia igualmente, si uno no tiene consciencia de un sentimiento cualquiera, que importancia tiene este, de que sirve ser recordado con cariño si este cariño será desconocido completamente, es simple vanidad o un sentimiento mucho mas complejo, al tiempo de irrelevante y confuso. Cuando uno empieza a comprender que el camino llega a su final, mide cautelosamente cada paso, como queriendo atrapar todo lo posible que se encuentre a su alrededor para disfrutarlo, tuvo que recorrer tanta distancia para entender que era el camino y desperdiciando la mayor parte. Que peor lamento puede ser el de quien añora no haber sido tan estúpido y distraido, malgastando el tiempo en querer vivir mejor, tomando casi siempre la ruta equivocada, nadie se queja en el instante final de no haber hecho un esfuerzo superior en su trabajo, todos lamentan no haber disfrutado lo suficiente lo que tenían y especialmente en los afectos. Que frustrante resulta intentar transmitir experiencia, que doloroso es saber que tendrán, de una manera u otra, transitar por errores parecidos quienes mas amamos, nuestros hijos, que difícil resulta explicar que la vida es un constante cambio, repitiendo las mismas cosas, como comunicarte con quien te mira como si fueras su par, sin entender que tiene una vida menos. Pero al fin y al cabo eso es la vida, un recomenzar permanentemente, una flor que perfuma un instante, un destello en la noche, una brisa, solo eso y por eso su valor es tan importante, descomunal, el mas sagrado de los bienes y por ello no lo puedes malgastar, no tienes el derecho de perderlo, no puedes apostarlo todo a una quimera, no lo debes subestimar ni despreciarlo, protégelo.
       Algún día estarás en mi mismo lugar y sentirás lo mismo que siento hoy yo, pensaras igual y aunque hoy te resulte lejano, llegara y cuando llegue parecerá que solo ha pasado un momento, tendrás temor, pero no por ti, tu temor sera por los demás, por lo que dejas inconcluso, por todo aquello que dilataste creyendo que siempre habría tiempo, pero el tiempo es inexorable.                                                          Intenta escucharme aunque te resulte difícil, seguramente es lo mas importante que te pueda dejar, vive pleno cada segundo de tu tiempo, no mezquines amor ni dinero, solo guarda felicidad.


Ensayo: "La colonización de la fe "

Hay un momento, un punto límite, un breve espacio de tiempo en que se nos presenta la realidad y depende de nosotros, de estar preparados, atentos y dispuestos a no dejarla pasar por alto. Todos en algún momento de nuestra vida hemos tenido nuestro aleph, tal vez no como lo describiera Jorge Luis Borges, pero con características muy similares. Mi aleph no se encuentra en ningún sitio en particular, no ocupa un espacio dimensional, creo que esta dentro de mí y que aflora cuando quiere aflorar, ajeno a mi voluntad y se me presenta como una realidad indiscutible, soberana y placentera. La visión que me ofrece esta desprovista de imágenes, de sonidos y de palabras, son ideas que corren rápidas por mi mente y me regalan la comprensión de todo sin ser visto ni oído nada, por lo que rigurosamente tengo que aclarar que están fuera de la crónica conocida o real, pero que siento mas verdadera que mi propia existencia. Alguien podrá decir que es la imaginación que crece enfermiza, alocada y descontrolada dentro de mí, pero yo se que me dicta cosas que ignoro y repito sin sonidos ni imágenes, es como un conocimiento incorporado brutalmente a través de emociones, de preguntas no hechas y respuestas no esperadas. El torbellino de información me plantea dificultades para organizarla y en un mismo instante se bifurca permanentemente, como una reacción en cadena, por lo que deberán disculpar los errores cronológicos que esto me acarrea, tratare de ser lo mas ordenado posible para su mejor comprensión.

La fe ha sido motora del ser humano desde tiempos inmemoriales, pero a pesar de ello no pertenece a nuestra esencia, solo ha sido incorporada en un momento de necesidad y ha sobrevivido, increíblemente, hasta la cultura actual, aunque presiento que no le queda mucho más de vida. Comprendan que mis tiempos no se limitan a mi existencia y ni tal vez a la de mis descendientes, pero será breve en la interpretación del tiempo de la existencia del hombre. Creo que primero debo hablar de mi concepto de la fe, este elemento tan importante para determinados fines y tan nefasto en su desvirtuada interpretación. La fe como parámetro de voluntad, de confianza y de esfuerzo me resulta agradable y reconfortante, realmente valiosa, pero cuando la desvirtuamos en tendencias religiosas, se convierte en un sin fin de despropósitos, en un sometedor de las voluntades, en un obstáculo para el pensamiento y una infranqueable barrera para el conocimiento. La fe priva al sujeto de la realidad, de sus dudas y por lo tanto de la objetividad, cierra las puertas del entendimiento para conducirte por caminos de oscuridad, camuflados de luz divina. La fe religiosa es la mayor mentira creada por el hombre y el único sustento de relatos místicos y lo más terrible es que pocos pueden verdaderamente escapar a su influencia. Si bien para que esta se desarrolle tienen que darse ciertas circunstancias, los encargados de crearla se han ocupado de implantarla en todas las sociedades, no existe una sociedad libre de religiones, por lo tanto en todas la fe ha crecido libremente. Se incorpora dentro de nuestros pensamientos como un parásito que devora nuestra inteligencia y solo unos pocos son inmunes a ese ataque. cuando naces te introducen en un mundo ya creado, cualquiera sea la sociedad y tus mayores te transmiten inocentemente el parásito para luego, en esta sociedad contaminada, adoctrinarte y convertirte en un miembro del rebaño, que siempre guía "un buen pastor". Para no tener que hablar de todas las religiones, que en el fondo persiguen lo mismo, me limitaré a la religión Católica por considerarla la más representativa del mundo, al tiempo que la más nefasta.

La fe Cristiana se sustenta en una doctrina dogmática, intolerante, invasora y abusiva, digo esto porque a pesar de proclamarse como un elemento de caridad, amor y justicia, su realidad es todo lo contrario. La fe Cristiana ha evangelizado todos los pueblos que invadió y no de la mejor manera en todos los casos, cuando consideró que otra creencia podía rivalizar con su poder, no dudo en atacarla y en lo posible destruirla, sobrados ejemplos tenemos de esto, por lo cual no considero importante relatarlos, pero si quiero dar una explicación a su necesidad de expansión y dominio. En su principio, muy controversial por cierto, fue una rama independiente del judaísmo, para mí una mala copia, y su mesías Jesús ( un judío) se distanció del judaísmo, donde fue educado, para proclamarse en el hijo de Dios, aparentemente un buen tipo pero con algunos delirios. Casi todos conocen la historia y no creo muy importante hablar de ella, por lo tanto, sigamos después de su muerte. Bueno después de su muerte nada, quedaron algunos discípulos que distorsionadamente continuaron la doctrina y por cuatro siglos solo reunieron a unos cuantos adeptos, no muchos, pero bastante molestos hasta que un buen día un rey, Constantino, aconsejado por su esposa, decidió oficializar la religión Cristiana para su conveniencia política. Desde ese entonces no paró de crecer constantemente, haciendo honor a su "oficializador", y de querer abarcar todo lo abarcable, no dudo en generar guerras entre naciones y justifico la matanza, ya que dentro de su doctrina era pecado capital matar un hombre, diciendo que los herejes no eran hombres, sino salvajes matables sin castigo y en nombre de la Santa Iglesia se mató mucha gente, perdón, salvajes herejes, en todas partes del mundo. Como si esto fuera poco, creó la Santa Inquisición, una especie de purga demoníaca, que aparentemente gobernaba el mundo, ya que liquidó a casi ocho millones de personas, algo así como las hordas de Hitler, la SS contra los judíos, solo que más efectivos, ya que no se la considera como delitos de lesa humanidad. Un despropósito que tuvo un claro objetivo y una razón, muy parecida a la de los Nazis, pero más hipócrita. Demás está decir que la mitología surrealista dio un lugar sagrado y creó un polo de concentración del poder, el Vaticano, sus negociados, fraudes y usurpaciones lo llenaron de riquezas de todo tipo, que le permitieron formar "delegaciones " hasta en los rincones más distantes del planeta y hasta nuestros días sigue hegemónicamente dominando gran parte del mundo y lamentablemente no hace nada por mejorarlo, debido a que de última es la voluntad de Dios y basta, aunque no baste.

La fe ha sido la mejor herramienta que pudieron inventar las religiones para justificar su injustificable existencia, es la respuesta a todas las preguntas y fuera de ella nada tiene sentido. La fe te regala un reino eterno, una oferta tan poco despreciable como creíble, pero sus "mensajeros", los hombres de Dios, quienes te "venden" ese reino y te convencen que lo importante está más allá de esta vida, manotean todo lo que pueden de esta, no sé si por cautelosos o desconfiados. Ya muchos grandes pensadores han opinado sobre lo que significa y representa la religión y han dado frases realmente esclarecedoras, yo trataré de no introducir ninguna de ellas solo por originalidad, cosa bastante difícil, ya que comparto con la mayoría. La religión es el opio de los pueblos... jajajaja... Perdón por la broma, pero aunque para algunos este es un tema serio, en lo personal lo tomo con cierta comicidad, creer los relatos de la biblia es realmente un insulto a la inteligencia, lógico para mí que no tengo la virtud de la fe, por lo que el absurdo no puede dejar de serlo, no como le sucede a los creyentes que si la tienen y lo absurdo se convierte en creíble, es más, irrefutable.

El hombre primitivo tuvo que forjar sociedades para su propia seguridad y estas sociedades tuvieron que crear leyes para su organización, pero el problema era cómo convencían a los ciudadanos a respetar las leyes, allí nació la introducción de las religiones, leyes divinas que se debían obedecer o el castigo era peor que la muerte, como dicta nuestra generosa religión Católica. A partir de esta lamentable inclusión, el mundo jamás se pudo desprenderse del dictatorial proceso de evangelización, revelación, fe y esperanza, un lavado completo de cerebro. Recuerdo cuando leí el anticristo de Nietzsche, donde el gran Friedrich se expresa con tremendo temor y odio hacia el concepto de "esperanza", entendiendo su verdadero motivo de creación, creo que esto me ha hecho sentir algo equivalente hacia la fe, produciéndome el mismo temor y odio. No recuerdo quien dijo que el mundo sería mucho peor si no existieran las religiones y yo me pregunto en que han contribuido en la historia de la humanidad y si algo bueno hicieron que yo desconozco, les aseguro que no vale el precio que se tuvo que pagar. No es fácil venir al mundo y desarrollarse libremente bajo las normas de la ética, sin el soporte milagroso de las religiones, pero les aseguro que es una aventura digna de ser vivida, solo es necesario aprender, dudar y razonar, en síntesis pensar y actuar como un buen ser humano, dejando atrás siglos de ignorancia donde en cierta forma se justificaban las creencias, pero ya es tiempo de avanzar hacia un mundo mejor y hoy no quedan justificativos para encerrarse en conceptos absurdos e infantiles. La ciencia ha respondido a casi todas las preguntas y ha dejado en claro que no es necesaria la existencia de dioses para evacuarlas, solo es preciso tener un poco de valentía para enfrentar la vida sin muletas místicas, para ser libres en cuerpo y pensamiento, evitando enfrentamientos absurdos creados por intereses despreciables y manipuladores...




Carta abierta: "Confesiones"




Soy solo el reflejo de mi fracaso, una proyección idealizada por mí, valorada en la sutil comparación cotidiana con un rebaño de oscuros animales, que bastaría el mínimo estruendo para iniciar una larga estampida, sin un rumbo o destino claro, solo alimentado por el temor a lo desconocido. Nadie es capaz de elegir su propio camino, solo siguen al grupo de forma instintiva y allí en medio de la confusión y la oscuridad que el polvo ha generado, estoy solo, solo, increíblemente solo. El desprecio de mi estúpida soberbia, me produce un retorcido placer, que solo en la locura del gozo, gozo loco y solo, sin desconocer la realidad. La sensación de diferencia es subjetiva pero íntima, incomparable y mezquina, tan absurda como grandiosa, superlativa, pero la imposibilidad de disfrutarla compartida le resta la alegría que debiera producir, al tiempo de ser su propio génesis y razón, combinación de elementos opuestos y necesarios, infinitamente indispensables como terriblemente alejados. La comprensión delatará mi error, pero el silencio confirmará mi verdad, el impacto de la confrontación resultara en simplemente una sonrisa, que de soslayo dejare escapar para agrandar la furia que ha nacido o crecido en ese instante, para luego ser respondida con una maldición bien recibida y seguiré jugando, por lo que les pido perdón sin remordimientos...