Tuve que dar el paso, fui obligado
y juro lamentar el dolor causado,
porque tu calor abarcaba mi mundo
en el vientre tibio de suave abrazo.
Hube de arrastrarme en la crueldad,
que golpea feroz con el frio asfalto
y sin ruegos ni llantos en penumbras,
buscar ciego al recuerdo olvidado.
No existieron caricias tiernas y dulces,
solo sus ojos que me regalaban amor
y con la timidez de sus casi diez lustros,
partió de mí sin siquiera dejar un adios.
Tantas veces he querido regresar a ti
y tener el poder de engañar al tiempo,
tantas veces he querido contigo partir,
para poder volver a tu lado de nuevo.
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