Siempre quise decir esto: “necesito tomarme un tiempo”, pero nunca lo dije porque me resulta muy femenino. Para ser totalmente honesto, nunca tuve la oportunidad; el tiempo lo necesitaron siempre ellas. No obstante, no me refería a eso. Mi necesidad de tomarme un tiempo es para intentar resolver algunos dilemas existenciales. No me torturan ni me perturban, pero me interesa pensarlos… tal vez para que, algún día, sí me torturen o perturben.
El problema es que no puedo definir cuánto tiempo necesito. Al no poder resolver esto, no empiezo ni siquiera a pensar en mis dilemas. Entonces me confundo: ¿es incapacidad para dominar el tiempo, o es desconocimiento de mis dilemas lo que me impide medirlo? Por momentos, mis dilemas se presentan con absoluta claridad, pero nunca cuando puedo dedicarles atención.
Si esta situación es una prueba especial, debo considerarme víctima. Escapa a mi control y reaparece cuando no puedo dedicarle ni un segundo. Eso me da una excusa suficiente para reclamar inocencia: no soy dueño de mis actos, por lo que nadie puede culparme. Si esto fuese un juicio, cualquier juez consciente debería declararme inocente o, al menos, no culpable.
Sin embargo, tras razonar todo esto, dudo de mi inocencia. Me considero culpable, totalmente culpable. Mi incapacidad para medir el tiempo demuestra insensibilidad ante los dilemas existenciales. Si ser insensible ante los dilemas existenciales es despreciable, entonces debo asumir mi culpa. Solo cabe juzgar si mi poca resolución es incapacidad o desidia. Y si es desidia, reconozco que ha sido considerable: he estado todo este tiempo sin medirlo, atrapado en mi propia inoperancia.
El juicio final debería considerar que la gran mayoría de la humanidad sería inocente, basándose en la incapacidad de sus actos. Por eso, si ustedes, lectores, son mi jurado, espero que tengan en cuenta esta condición. Mi alegato ha terminado. Y si alguna sentencia llegase, será, confío, la más justa: la que reconoce que el tiempo y los dilemas existenciales me vencieron antes de que yo pudiera vencerlos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario