Poema: "El mundo gira sin esa palabra"



¡Dispárame una palabra!
Sí, una sola, que corte el aire como flecha al azar…
Solo por verla volar,
solo para que no caiga en los abismos de mi mente y se pierda.

Arroja en sílabas un fragmento de ti,
algo que despierte mis sentidos,
que me haga soñarla, imaginarla plena, pura,
libre de cortesía… sabia.
Déjame pagar la fianza por merecerlo.

No me hagas cómplice de tu silencio.
No perdones mis pecados,
y no perdonaré los tuyos.
No olvides… pero tampoco recuerdes lo que no sirve,
aquello que nos desune en vano.

Estoy aquí…
y probablemente no debiera.
Pero estoy,
y quiero oírla…
como un rezo o como un insulto,
pero sin susurros:
prefiero un grito desgarrante,
transparente, lacerante.

Juro…
no dejarla oculta en mi oscuridad.
No la refugiaré en mi orgullo profano y profundo.
He de aceptar lo abominable… y lo bello,
lo tuyo… y lo mío,
lo poco… y lo mucho,
lo nuestro.

No me derrotes con la ausencia de los sonidos,
con esos ecos mudos que desnudan mi imperfección,
mi simple humanidad desprolija,
mi desvarío permanente y plácido.

Solo soy el blanco de toda impureza,
de toda sinrazón abrumadora,
de mi estúpida nobleza deshilachada
que no tolera la compasión desbordante de lo común.

Dime entonces,
sin maquillaje, sin máscara,
esa que esconde al ser verdadero,
esa que lo protege de la verdad…
encerrándolo en una mediocre hipocresía, absurda e inútil.

Una palabra…
como un latigazo…
como una caricia…
que me estremezca,
me lastime… o me cure…
pero que arrebate esta sorda contemplación aniquilante.

Hazme caer de rodillas bajo el golpe de tu voz,
como el hacha que derriba al árbol en la soledad del bosque,
donde solo tú y yo podremos escucharla…
mientras el mundo gira, gira, gira…
y continuará girando…
sin esa palabra.





Poema: "Hoja en blanco"



Como esa brisa que sin pudor acaricia la pradera,
robando los perfumes que en ella permanecen inertes,
soy el ladrón de las susurrantes voces de la calle,
que quiere manchar las hojas yertas del blanco papel.

En improbables letras tiño la palidez del desnudo,
de la soledad que en cierne, expectante y creciente,
ha de florecer precoz en el tumulto silencioso,
en los sordos lamentos arrastrados por la pendiente.

Como un pobre rebaño caminando hacia el matadero,
veo sueños frustrados de miles de almas inocentes,
transitando hacia su fin sin esperanza ni consuelo,
en un conglomerado absurdo de anhelos y muertes.

¿Cómo despertarlos del letargo infame que los sujeta,
si mis paupérrimos gritos se pierden en los abismos,
creados en la conciencia profanada como marionetas,
que han de continuar negándose a la vida y a su sentido?

No tendré excusas por lo imperceptible de mi voz,
no hallaré lenitivo ni báculo que me den sosiego,
he de cargar eternamente la culpa de mi erróneo destino,
si ha de perdurar mi alma en vacía hoja en blanco.



Poema: "Si la tristeza gobierna las ilusiones"


Si la tristeza gobierna las ilusiones,
si la nostalgia domina las alegrías,
los deseos se vuelven lamentos burdos,
sus sombras alargan su fría danza
en el manto férreo de la noche,
donde solo el dolor despliega sus garras.

En la penumbra nacen ciegos,
incapaces de descifrar la vida,
sumidos en su propia miseria,
con el pudor herido en cuerpo y alma,
flagelando al amor que sangra
por pasiones frágiles, que pronto mueren.

El olvido otorga perdones piadosos,
esconde razones en rincones sombríos,
retazos de honor entre cristales rotos,
perdidos en el cálido consuelo del alcohol,
y sacrificando las horas de otro día,
las risas sucumben ante la tragedia.

Si la tristeza gobierna las ilusiones,
mi llanto será un canto susurrante,
un grito que atraviesa la noche
y aborda mi voz en turbia súplica,
hasta que las sombras se rindan
y el alma recobre su exilio.



Poema: "Esas pobres almas"



Esas pobres almas que rebotan contra muros de cristal,
barrera invisible, impenetrable, creada por la injusticia,
sofo­cando sueños, encerrando la dulce y absurda ilusión.

Profecías que jamás se cumplirán en esta realidad,
siempre sujetas a caprichos vanos y egoístas,
donde solo los desconocidos recogen la miel del placer.

Días interminables que transitan inmutables,
negando toda posibilidad de atrapar una fugaz estrella,
que muestra la existencia desde la distancia inalcanzable.

Aquellas que pierden la esperanza, presas de su condena,
agrietan sus manos duras, incapaces de acariciar el cielo,
sepultadas en laberintos sin salida, creados por otros.

Esas pobres almas que rebotan sin producir sonido
se deshacen en la apatía de oídos sordos, ausentes,
golpeando pechos que fingen sentir culpa.

Ignoran los extraños deseos que los cautivan,
sin comprender el destino que otros ya programaron,
resignadas a creencias que suavemente los aplacan.

Esas pobres almas que rebotan en preguntas sin respuesta,
clausuradas por un silencio oscuro y dominante,
golpean las puertas del cielo con súplicas mudas, ciegas, desesperadas.



Mis frases 3



El ser que se regocija de sus propios defectos, debe ser: altamente soberbio, peligrosamente racional o extremadamente loco.

La mejor guarida para el alma herida de un hombre, es el corazón de una buena mujer.

La inteligencia es un bien tan extraño, que creo que es el único elemento que se valoriza mas en abundancia, que en escasez. Paradójicamente su escasez es enorme...

Solo la ignorancia hace que se ignore lo que se ignora...

La desidia, la aceptación y la resignación son las mejores aliadas de la ignorancia, como la duda, la inteligencia y la curiosidad sus peores enemigas...

Si Dios es el padre del hombre, la ignorancia es la madre de Dios...

Solo soy una parte de lo que me gustaría ser...





"Pensamientos y espíritu"



Mi pobre espíritu se encuentra desorientado, vacilante y confuso, ejerciendo presión sobre mi razón. Someto cada idea a una crítica honesta, pero aun así, con la conformidad de mi raciocinio, mi alma sigue inquieta. Sigue dudando de lo que no debería dudar, cuestionando mi propio pensamiento.

Pero mi pensamiento es lo más puro de mí, lo más autónomo. ¿Por qué ha de dudar mi espíritu? No me confunden el misticismo ni las religiosidades, no soy presa de las voces ajenas; solo el eco de mi interior brota en mi voz, en mis letras. Y, aun así, mi espíritu sigue dudando.

¿Es mi espíritu una réplica de mi razón o simplemente un deseo natural y absurdo, una conceptualización cognitiva abrumadora que me impide liberarme? Debería ser el instrumento lógico de mi liberación, pero está enquistado en mí, una insolente analogía de dos formas opuestas de pensar, aferradas con tal fuerza que solo mi muerte podrá liberarlas. Cuando eso ocurra, nada tendrá sentido: el texto, mis ideas, el esfuerzo vano y repetido, todo será efímero.

Tal vez mi destino sea simplemente ser un eslabón en una larga cadena, esa que sostiene una joya, y que esa joya justifique cada simple eslabón. Espero que así sea.

A veces creo que mi espíritu es una bifurcación de mi pensamiento: por un camino transitan las ideas, por el otro los sentimientos. Solo se encuentran de vez en cuando, por breves momentos, para luego separarse nuevamente. Entonces entiendo que mi espíritu no responde a la razón; pertenece a los sentimientos. Por eso se confunde cuando los caminos se cruzan.

Mi lógica y mi razón podrían destruirlo fácilmente. Por eso huye, se separa y sigue solo con los sentimientos, que no pueden ser derrotados por la razón, por más que lo intenten.

¿Tendré que lamentar siempre las dudas de mi espíritu, o debo agradecerle esa inconformidad que, más de una vez, me ha empujado a conocer lo desconocido en mí?



Poema: "Si pudiera"



Si pudiera decir lo que siento, me verías reír como un niño,
jugando al sol, y en las noches, cuando termina la luz y los gritos,
me refugio en tu alma y palpito, creyéndote un todo, una caricia.

Qué lejos estoy, y me arrepiento de ser lo que soy y seguiré siendo,
escondido tras mi muralla inútil, inservible; me conozco.

Si pudiera decir, sin papeles, por qué creo en tu voz y en tu risa,
en los pasos que das dentro del cuarto, en los silencios que me habitan,
recorro las calles que conocen mi nombre, y en la blanca morada
me busco en otro tiempo, entre sombras fugaces, pensando en ti,
recuperando sueños que había olvidado. Lo sé, ya no soy aquel.

Si pudiera vestir de colores viejos, de frases suaves como tu piel,
nacer de nuevo sería pecado, si te desconozco.

El pasar de los años me trajo un regalo: una flor que no cultivé,
una flor distinta en el jardín de mi vida, de perfume nuevo.

Intento retratar tu alma con mis pobres palabras, pero no puedo,
y no me consuelo quedando vacío. Perdóname.

Cuando llegue el día de partir en mi último viaje, espero que la suerte
me otorgue tu mano apretando la mía, susurrándome un “te amo”,
y en una forzada sonrisa, espérame; volveré a tu lado.

Mis versos te nombran a cada momento, y estás allí, como siempre.
Si alargo mi vida en un intento, será para estar contigo un día más.

Perdóname si me equivoco, si desperdicio el tiempo en mi refugio;
es por amor que me desvelo, por verte dormir y estar junto a ti.

No pronuncio palabras desgastadas: prefiero escribir con mi mano,
esa que te conoce y te recorre sin pudor, diciéndote todo.



Mis frases 2

Las frágiles gotas de agua que caen constantemente sobre una dura piedra, terminan penetrando en ella, claro que no todas serán permeables, algunas pueden pasar siglos sin siquiera humedecerse por dentro. Esto me hace pensar en los humanos, las frágiles gotas de agua se parecen a la sabiduría…

Si la percepción de lo que nos rodea, a través de nuestros sentidos, es la forma empírica de obtener conocimiento, esto me hace pensar que hay muchos humanos que, lamentablemente, carecen de visión, oído, gusto, olfato y tacto.

Hay personas que piensan cual será la mejor muerte y se olvidan que no es importante como se muera, lo importante es como se ha vivido...

La vida es un corto lapso de tiempo entre el nacimiento y la muerte, gracias a que no somos inmortales tenemos el placer de disfrutar cada instante, que es único e irrepetible.

Cuando en la vida acumulas determinada cantidad de años, comprendes que cada decisión que vayas a tomar será importante y que las anteriores ya no importan...




Soneto: "Mi Stella"



Como un manantial que aplaca la sed
de un peregrino que transita su destino.
Como una luz que guía los pasos,
rescatando de la oscuridad a un pobre ser.

Como la brisa que empuja las velas
de un náufrago perdido en el horizonte.
Como la lluvia que inunda un desierto,
creando un mágico y nuevo reverdecer.

Aquella que comparte los versos nacientes
del humilde poeta, abrazando sus sueños,
y en la penumbra entrega su alma inocente.

Aquella que cura heridas infligidas
por las batallas perdidas de un viejo guerrero,
y en tu gracia, Stella, renace un joven cuerpo.



"Deseo de ser, ser y deseo"



Deseo… ese maldito deseo de ser lo que no soy, creando otra realidad.

La realidad, ese lugar que la mayoría evita por cruel, crítica e implacable. Mejor la fantasía, más amable, complaciente, generosa. Por eso se prefiere, aunque no se reconozca ni distinga.

Si la vida debiera vivirse con despiadada honestidad, sería casi imposible de soportar para los típicos mortales. Probablemente por eso tantas veces me miento a mí mismo, me confundo, excuso mis fracasos y minimizo mis errores. Creo decir lo que pienso, pero ¿y si ese pensamiento no es mío? ¿Si es externo, incorporado, ajeno?

Al final, me consuelo: soy un simple mortal, uno más entre la multitud. Una multitud negada, odiada por común, por la común unión de todos. Cierto que esa rutina vulgar es evadida por unos pocos: los elegidos que pueden mentir en público con máscaras, crear, modificar la realidad… Bendita actuación, tanto envidiada.

Yo, entre mi realidad y mi fantasía, subsisto a saltos. Asumo el pecado de lo no hecho más que de lo hecho con locura. Tal vez la verdadera locura no sea actuar, sino aceptar resignadamente la pasividad de lo cotidiano, el destino impuesto vaya a saber por quién.

La responsabilidad… esa palabrita que me cuesta entender. Solo comprendo la responsabilidad de los actos realizados, pero ¿la responsabilidad que se me reclama antes de actuar? ¿Un apriorismo kantiano? Para mí, la mayor responsabilidad es hacia uno mismo. Como el amor: debes amarte para amar a los demás. Amar la vida para respetar la vida ajena, amar el arte para amar al artista, amar la naturaleza para amar nuestra casa común.

En definitiva, todo se relaciona con el amor. Mal entendido, confundido con el sexo, reducido a necesidad biológica o placer. Pero el amor es mucho más. El sexo es sexo; el amor es un universo aparte.

Y así volvemos a nuestra dualidad: el mundo real, que nos arrastra y dicta lo que debemos hacer sin importarle si nos hace felices, y el mundo de nuestra fantasía, donde todo tiene sentido, explicación, justificación… donde encontramos felicidad, aunque sea efímera.

Aclaro: no hablo de sueños o anhelos. Esos son reales, posibles o no, pero no se envuelven en mentira. Hablo del mundo de fantasía que creamos a nuestro antojo: benevolente, falaz. Una necesidad típicamente humana, más o menos marcada en todos, exacerbada en algunos.

Vivimos fusionando ambos mundos y creemos que eso nos define. Pero solo una crítica honesta y profunda puede mostrarnos quiénes somos realmente. Es un proceso arduo y doloroso. Para algunos, tan necesario como respirar. Porque deseo, ese maldito deseo de ser lo que no soy, es crecer. Transformar la utopía en propósito, el anhelo en objetivo realizable.

Nuestros mundos paralelos están sincronizados, pero solo quien los analiza comprende su profundidad. La mayoría cree vivir en un solo mundo, con variables buenas y malas, aciertos y errores. Más conveniente así: ignorar la propia hipocresía. Pero todo se derrumba cuando nos detenemos, razonamos sinceramente, aceptamos nuestra imperfección y dejan de importarnos las máscaras.

Entonces comenzamos a vivir en un solo mundo: el nuestro. Maravilloso y real, abominable y falaz.

Sí… eso es lo que muchos creen que hacen.

(Y yo sonrío, porque finalmente entiendo algo: vivir en verdad es un acto de coraje, y yo… estoy dispuesto a ello.)



"Sin excusas"

Cuando descubrí que mi huerto eran unas pobres macetas en mi balcón, que el azul de mi cielo era un pequeño rectángulo que escapaba al conglomerado gris, que el canto de las aves era un susurro distante y eventual, que mi libertad estaba sujeta a una pantalla que me mostraba todo y lo peor, el no estar seguro que mis ideas fueran propias, realmente mías. Ese día decidí, tal vez por primera vez tomé una decisión propia, con terrible temor y enorme esperanza, apagar el monitor, salir a la calle y perderme en una distancia incalculable. Salir de la caverna, como dijo el maestro con su Zaratustra, salvando los abismos de mi entendimiento, intentando comprender cuál es el destino que deseo y por qué estoy dispuesto a sacrificar mi tiempo, lo más valioso que tengo. Las sutiles distracciones quedaron atrás, las banales preocupaciones perdieron su importancia y el universo me golpeó como a un niño que aprende a caminar. Sin límites ni fronteras, sin un idioma, sin costumbres ni creencias, solo con mi ser, con mi alma ciega. Ninguna luz iluminó mi camino, ninguna experiencia me protegía y en esa soledad desamparada pretendí crecer, acariciar el cosmos y gozar del mundo, de ese mundo desconocido pero imaginado, de esa incertidumbre placentera. Reconozco el miedo que vuelvo a sentir hoy, mi cobardía me impidió perder las llaves, la derrota será un resignado retorno a la seguridad de mi caverna, esa que había creado para solo sobrevivir y no tener el valor de pagar el costo que la libertad exige. Mañana he de despertar bajo un cielo azul o en la oscuridad, pero sabré que la elección fue solo mía, sin excusas…