El pueblo era pequeño, por lo que la desaparición de varios jóvenes lo tenían perturbado, todos estaban al tanto y las autoridades no encontraban respuestas. Sin importar esta situación, ella seguía, imprudentemente, transitando la noche en soledad. Como de costumbre, atraviesa un callejón, abandonado y sucio, en los límites del pueblo, donde se cruza con tres jóvenes de apariencia poco amistosa. Acelera el paso y prefiere no prestarles atención, pero uno de ellos la sujeta por el brazo y con actitud agresiva y sádica le dice: "Qué estás buscando, nosotros te lo podemos dar". La arrastraron entre los contenedores, la golpearon para someterla y uno de ellos intentó aprovecharse de su indefensión, fue entonces cuando la muchacha, en lugar de llorar, sonrió, su violador siente como la vida se le escapa, mientras su cuerpo se seca con rapidez, hasta quedar, totalmente, seco y convertirse en polvo. Los otros dos, que se disponían al festín, quedan shockeados y antes que puedan reaccionar, son atrapados por la jovencita, que los sujeta por sus cuellos, besa a uno y en segundos corre la misma suerte que el primero, desintegrándose. El último la mira horrorizado, mientras ella lo mueve en el aire hacia su boca.
Mientras camina por las calles del pueblo, la joven se dice a sí misma: "Debo mudarme a una ciudad más grande, donde este banquete sea frecuente, aquí, ya casi no quedan". El silencio retorna a gobernar la noche y una hermosa joven camina por sus calles.

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