Cuento "¿Otra historia de amor?"

 


           Era un poblado pequeño, aproximadas 30 casas, calculo unos 100 habitantes. Extremadamente tranquilo, a unos 350 Km. de la capital de la provincia. Agonizante, ya que los jóvenes emigraban casi en su totalidad. El ferrocarril no funcionaba hacia años y por no tener ningún interés en particular, carecía en absoluto de turistas, solo una vieja ruta lo comunicaba con el resto del mundo. No se ubicaba entre ningún punto de importancia, todo lo contrario, había que desviarse de la ruta principal para llegar a él, cosa que carecía de sentido para cualquiera que no fuera del lugar.
            Si bien en sus orígenes tuvo alguna posibilidad de desarrollo, con la instalación de una empresa minera, esto quedo en el pasado, el bajo rendimiento de la mina y la poca productibilidad de los campos, termino rápidamente con el crecimiento y la llegada del tren. Solo sus viejos habitantes impedían que se convirtiera en un fantasma.
                Como es lógico aquí no hay desconocidos, excepto yo, el poblado es como una gran familia y a pesar que su fin es inminente, a esta gente no parece importarle, nunca se habla del tema, cada día es igual al anterior y da la sensación que será así indefinidamente. Si bien mi llegada causo cierto revuelo, todos se preguntaban quien era y que hacia en el lugar, no tardo mucho en saberse, la noticia recorrió el pueblucho como una brisa que a todos toco, Cristina era el motivo, una de los pocos jóvenes que se quedo y a la cual había conocido de manera totalmente casual.
               Con mis 25 años, había decidido tomarme un año sabático, luego de terminar mi carrera en la facultad de derecho, pensé que un año de transición seria lo mas apropiado para recuperar tantos fines de semana sacrificados por los estudios y planear con tranquilidad mi futuro. Mis padres estaban de acuerdo y su ayuda económica me lo permitía.
                Como ya mencione el encuentro con Cristina fue casual, en realidad tropecé con ella y al ver su rostro comprendí que seria alguien especial para mí, no solo por su belleza (que era extrema), su aroma, sus ojos, su cabello, todo era perfecto, irresistible, cautivador. En un principio quede paralizado, como atontado, pero rápido me recupere para disculparme por mi torpeza, recogí el libro que le había arrebatado de la mano en el choque, al dárselo leí su tapa y para alargar el momento le pregunte: “lo has leído”, sonrío (no puedo explicar lo que sentí) y dijo: “en eso estoy” – “si claro” (maldita estúpida pregunta), no sabia que decir y se noto. Supongo que yo también cause alguna impresión en ella, porque se quedo mirándome y dijo: “si”, yo no supe como tomarlo, me sonó a pregunta y conteste: “es que realmente no quisiera que escapes de mi vida sin intentar conocerte”, pensó un segundo: “talvez a mi me pase lo mismo”. No lo podía creer, no imaginaba una respuesta mejor, por lo que la invite a tomar algo, asintió con un gesto y cruzamos la calle hacia un café. Estuvimos hora y media charlando, yo la mayor parte del tiempo, le conté de mi vida y ella me dijo de donde era, como era su lugar y que estaba en la ciudad por un tramite de su padre. Yo estaba entusiasmado hasta que ella miro el reloj, “se acabo mi tiempo, tengo que tomar el micro, debo irme”. Me quería matar, como continuar, me dijo que su padre la esperaba en la ruta y que era el único micro que pasaba, no podía arriesgarse a perderlo, por lo que debía ir a la terminal, le propuse acompañarla y acepto. Antes de subir al micro me dio un suave beso en la mejilla y un hasta pronto, no pude resistir y le jure que muy pronto iría a su pueblo y aquí estoy una semana después, en el lugar mas extraño que podía imaginar, para encontrar al ser mas hermoso que pude conocer. Tengo que admitir que no fue tan fácil, viaje en el micro muy nervioso y me asegure que el chofer conociera mi lugar de destino, para no pasarme, cuando baje del micro me encontré en medio de la nada, atardecía y comencé a caminar la vieja ruta, 30 Km. Cuando llegue era de noche, el pueblucho estaba oscuro y no sabía por donde empezar, el dato que tenia era Cristina, ¿y si era una broma?, no lo había pensado, ¿y si no se llamaba así y no era del lugar, solo lo conocía y fue todo un invento, qué sabia yo de ella?, que estúpido estaba siendo, estos eran mis temores, pero algo en mi interior me decía que ella no mintió y eso quería creer.
                     Como dije el lugar estaba en penumbras y no sabia por donde empezar, las casas cerradas y oscuras, parecía no haber electricidad, nada estaba iluminado, por suerte había luna llena y podía ver por donde caminaba. Las casas estaban separadas por unos 30 metros unas de otras y estaba en la calle principal, no había esquinas ni alambrados, salvo en un corral que pude divisar. Tuve que acercarme a cada casa para ver si había algún movimiento, una luz de humanidad, comenzaba a preocuparme cuando por fin, vi un reflejo dentro de una casa, tome coraje y golpee. La puerta se abrió y una hermosa anciana, con una lámpara de kerosene en la mano me pregunto: “¿que busca joven?” – “perdón señora por molestarla, busco a Cristina”, la anciana sonrío y contesto: “conozco a dos Cristinas, pero una tiene mi edad, por lo que creo buscas a la otra, cuenta cuatro casas sobre esta mano y ahí vive Cristina, la joven” – “gracias y discúlpeme nuevamente, muy amable”.
                   Mi corazón latía con fuerza, estaba ansioso por volverla a ver y al mismo tiempo, sentía cierto temor por la recepción que podía tener. Llegue al fin y golpee la puerta, pasaron unos segundos y alguien abrió, era la visión de mis sueños, esbelta, rubia y radiante, dentro de un camisón blanco hasta las rodillas, con una lámpara en la mano. Estaba sorprendida hasta que salto hacia mi, con su brazo libre abrazo mi cuello y riendo dijo: “no lo puedo creer, te viniste nomás”, en ese momento conocí la felicidad, el cuerpo me temblaba o así me parecía, el contacto con su brazo me lleno de pequeñas descargas eléctricas, su perfume me embriago. “Te jure que vendría y eso hice”. Fue entonces que repare en la figura de un hombre enorme detrás de Cristina, su rostro era amable y firme, ella giro y dijo: “papá, el es Santiago, el chico de la ciudad” – “Buenas noches joven, pero pase, ¿hija lo vas a dejar en la puerta?”. Cristina me tomo del brazo y arrastro al interior, colgó la lámpara del techo, me sentó a la mesa y sin preguntarme nada la preparo para darme de comer, iba y venia. Su padre que estaba en pijamas me dijo: “bueno, yo tengo que dormir, ella te va a atender, hasta mañana” y sin mas se marcho. En uno de sus viajes, Cristina me trajo una botella de vino y me sirvió, le comente que normalmente no tomo y sorprendida me dijo:”vino, leche o agua” – “perdón, el vino esta perfecto”. En unos minutos me trajo un plato con carne guisada, yo no estaba acostumbrado a ese tipo de comida, pero tengo que admitir sabia genial y tome el vino. La combinación tuvo algún efecto en mi, talvez bebí demasiado, me sentía en un  mundo irreal, las cosas eran mejor que en mi deseo mas optimista, por momentos temía despertar y descubrir que todo era un sueño, pero no, todo era real, la hermosa Cristina me atendía como amorosa esposa y su padre me acogía de una sin miramientos, ¿Qué mas podía pedir?. Terminada mi cena, Cristina se sentó a mi lado, tomo mi mano y pregunto: “te gustó” – “exquisito, nunca había comido algo así, ¿Qué es?” – “conejo, ahora decirme, ¿viniste por que lo juraste?”, me quede unos segundos mirándola, tenia ganas de abrazarla y besarla hasta morir, “no, vine porque no pensé en otra posibilidad desde que te deje en el micro, cuando la humedad de tus labios toco mi mejilla, supe que haría cualquier cosa por volverte a ver”, sonrío, se acerco a mi boca y me beso largamente, no puedo comparar esta experiencia, no conocía esta sensación y no es que no haya estado con otras chicas, no soy un experto pero tampoco un principiante, simplemente estaba tocando en cielo con las manos. Acaricie su rostro y sus cabellos, sentí la frescura de su boca, observe sus ojos verdes y quede extasiado, nos incorporamos al mismo tiempo y entrelazamos en un abrazo profundo, como queriendo fundir nuestros cuerpos en uno, el contacto de mis manos en su espalda me exitó de sobremanera y eso que limite mis caricias por cautela, la deseaba con el alma. Ella noto mi excitación, era inevitable y se aparto lentamente, “debemos ir a dormir, ven te mostrare tu cuarto”, tomo la lámpara y me llevo a un dormitorio pequeño, seguramente había sido el cuarto de un hermano, encendió otra lámpara y busco mantas para armar la cama, la interrumpí diciendo que yo podía hacerlo, sonrío y dijo como gustes, me beso suavemente y agrego: “mañana podemos charlar lo que queramos, que descanses” y se marcho. Al cerrar la puerta estire las cobijas y salte sobre la cama, mire el techo y tome consciencia que estaba sonriendo, no podía disimular mi alegría, creí no poder dormir, tenia tantas cosas en que pensar, pero el vino hizo lo suyo. No recuerdo cuando me dormí, desperté por la luz que invada el cuarto a través de la ventana, me levante y observe por la misma, poco había por ver, campo y alguna casa distante, golpearon mi puerta y su dulce vos me llamo: “¿estas despierto Santi, puedo pasar? – “si Cris” le conteste, entro, vestía un Jean, zapatillas y remera blanca, su figura era fantástica y hasta con esa indumentaria simple era sencillamente hermosa, “vamos, que es bastante tarde, ve al baño si quieres y luego a desayunar que tengo todo preparado”. Hice caso omiso, desayunamos tostadas, queso, manteca y dulce, todo casero, luego salimos a caminar y para mi, explorar el pueblo.
                 La gente que me cruzo me saluda cordialmente, como si me conociera y apreciara, pero aun no he visto ningún joven, aunque Cris me dijo que había algunos. La realidad es que me siento extraño, pero cuando Cris me habla, cualquier comentario que haga, atrapa toda mi atención, el sonido de su voz es hipnotizante para mí. “cuanto tiempo pensás quedarte”, me pregunto de pronto, “no lo se, no he pensado en nada últimamente excepto en vos” – “pues a mi me hizo muy feliz tu visita y quiero que sea lo mas larga posible” – “y que seria lo mas larga” – “y para siempre”, me lo dijo con cierto pudor, como avergonzada por lo directa. Yo había planeado mi futuro como abogado, era un ser de ciudad, tenia a mis padres y amigos y esto no lo había imaginado jamás, pero Cris lo cambiaba todo y en este momento ella era lo único que me importaba. Me quede mirándola sin decir nada, “tranquilo, no te asustes”, me dijo como adivinando mis pensamientos, “quédate por lo menos unos días, para ir conociéndonos y luego veremos”, estaba muy segura de si misma y por momentos no parecía una joven de 22 años. Me costaba entender como deseaba vivir en este lugar, aunque la gente era pintoresca y agradable, ella era inteligente, culta y esto sumado a su belleza, le aseguraba un futuro en cualquier lugar, por que quedarse aquí, un pueblucho agonizante.
                 Pasaron varios días y yo seguía igual que el primero, Cris me contó todo lo referido al pueblo y detallo a cada uno de sus habitantes, no me sorprendió porque eran pocos y los conocía de toda su vida. Al fin conocí a otro joven, Guillermo, era el herrero y a diferencia de Cris, este se había ido a la ciudad, tenia mi edad, pero no se porque después de dos años volvió para quedarse, reconozco que esto me intranquilizo porque al no haber otra joven como Cris, me inquietaba el motivo de su regreso. Cris, como de costumbre, adivino mis pensamientos, supongo yo, porque luego de dejar a Guillermo, que debo reconocer tenia mas facha que yo, me llevo de visita a una casa algo alejada, para que conociera a alguien me dijo. Al llegar nos recibieron una pareja de uno 50 y pico de años calcule y eran como los demás del lugar, bellos y amables, Cris pregunto rápido por Ángela, la mujer contesto que estaba en el corral y pidió a su marido que fuera a buscarla. Cuando Ángela se presento quede impresionado, era extraordinariamente hermosa, distinta a Cris porque era morocha de ojos azules, pero si tenia que decidir cual era mas hermosa tendría un gran problema, a pesar de lo que yo sentía por Cris. Me presento y fuimos a sentarnos en el jardín, charlamos una hora, la madre nos trajo limonada y la pasamos muy bien, cuando nos fuimos, en el trayecto de regreso, Cris me contó que Ángela era el motivo por el cual Guillermo había regresado, cosa que me agrado de sobremanera.
                   Si bien al estar con Cris me era difícil pensar en otra cosa que no fuera ella, inclusive cuando estuvimos con Ángela, que a pesar de la belleza de esta, no tuve ningún pensamiento digamos normal, no fantasee  con ella y realmente no era común en mi que así fuera, era como si no pudiera ser infiel ni con el pensamiento y esto sumado a que no había conocido a ninguna persona desagradable en este lugar, comenzó a inquietarme. No podía creer que todos fueran buena gente, que todos tuvieran rostros lindos y expresión de felicidad, ¿nadie sufría o envidiaba?, las miradas eran bondadosas, los gestos amables, la actitud cordial, ¿Cómo era posible tanta armonía?, parecían seres escogidos y agrupados en este pueblucho.
                  Pasaron otros dos días y nada cambio, charlaba largamente con Cris y no me pesaba, al contrario, cada conversación me apasionaba y sumaba virtudes a Cris. A pesar que estuve atento a cualquier acto de discordia, por más mínimo que fuese, no lo detecte y esto comenzó a fastidiarme, talvez porque temía que yo no fuera así, que no pudiera alcanzar tal nivel de paz interior y que resultara la oveja negra en el rebaño. Cris, como siempre, intuyo algo y me pregunto que me pasaba, fui honesto y confesé mis temores, ella rió, me abrazo y dijo: “no temas, eres perfecto, tanto o mas que los de aquí, pero eso te lo demostrare en poco tiempo, ahora quiero que me hagas el amor”. Casi pego un salto al tiempo que pensé, ¡que idiota!, estaba tan enamorado de Cris que no había intentado seducirla, era tan feliz a su lado que no quise dar un paso en falso, pero hacia una semana que estábamos de mimos y besos, me sentí avergonzado, en verdad estúpido. Cris no permitió que  pensara en otra cosa que no fuera ella, se saco la blusa y pude ver sus pechos grandes y firmes, estábamos solos en la casa y no me preocupó que su padre pudiera regresar. La ame tan intensamente que perdí la noción del tiempo, la puerta de calle se abrió y los pasos resonaron en el piso de madera, sin duda era su padre, entre en pánico y Cris me beso, “tranquilo, ¿pa sos vos?” – “si hija, no quiero molestarlos, voy a mi cuarto y cuando quieras cenamos, ¿de acuerdo?" – “muy bien papi, ya preparo la comida”. Mientras se vestía me dice: “no te preocupes, mi padre te acepto desde un principio, sabe que nos amamos, como resulte no importa, no es que sea lo mismo, pero tiene confianza en que lo que hagamos es por amor, por lo tanto, si no nada malo esta bien” – “¿segura?” _  “mira, no debería decirlo, pero es la primera vez que estoy con alguien” – “no soy un cavernícola” – “silencio, el sabe que no es curiosidad y esta de acuerdo y se acabo el dialogo, vístete que tengo que preparar la cena, ¿OK?”. Obedecí como de costumbre, durante la cena me sentí algo incomodo, su padre me miro como siempre, con gesto firme y amable al mismo tiempo, todo era armoniosamente natural y a pesar de lo dicho por Cris, yo sentía que no encajaba en esta pequeña sociedad, mi espíritu me resultaba pobre ante esta gente, como si fuera un ateo rodeado de monjes tibetanos. Cuando su padre se retiro a descansar, volví a comentarle a Cris mis vacilaciones, “quiero que me entiendas, yo temo defraudarte, se que no soy como lo es todo el mundo aquí, la cordialidad, la generosidad y la bondad que toda tu gente profesa, en mi mundo no es tan común, en realidad el egoísmo, la crueldad y la envidia resultan mas cotidianas y los altos valores son menos frecuentes, aunque también existen”, me interrumpió, “conozco tu mundo casi como al mío, entiendo tu perturbación y me alegra, solo las buenas personas reaccionan así y eso me hace feliz”, confieso, “realmente no entiendo” – “en la mañana, te prometo lo explicare mejor, ahora mírame a los ojos y soñemos despiertos”. Como resistirme a naufragar en sus profundos ojos verdes y si, soñar, soñar despierto es lo que hago desde que la conocí, al mirarla casi no pensaba en nada, solo gozaba su belleza, esa que me regalaba con una sutil sonrisa que me llenaba de placer, “debemos dormir, mañana puede ser un gran día”, me beso en la puerta de mi cuarto y se retiro. Solo en las penumbras, mis miedos no me abandonaron, al contrario, crecían cuanto mas pensaba en ellos y de pronto comprendí que había olvidado mi vida, que no pensaba en mis padres, mi futuro, mi carrera y todo lo que era importante algunos días atrás, solo Cris y su mundo ocuparon mi mente y me prometí comunicarme con mis padres, al día siguiente, con esa idea me dormí.
              La mañana fue igual a las anteriores, una replica casi perfecta, Cris preparando el desayuno y su padre pronto a trabajar su huerta, pero sentía que algo iba a cambiar. Todo transcurría con la habitual armonía de costumbre, pero cuando estuvimos solos, Cris me dijo que la acompañara, pregunte a donde y me dijo que haríamos una visita a la vieja mina, cosa que me sorprendió porque era el único lugar que no habíamos recorrido y yo creía que carecía de importancia. Por primera vez note que Cris estaba algo nerviosa, era leve pero sensible. Caminamos sin hablar hasta que ella rompió el silencio, “anoche te dije que hoy te iba a aclarar tus dudas y no lo he olvidado, lo que te pido es que te relajes, que confíes en mi y hagas lo que te pida ¿OK?”, conteste, “no entiendo nada”, insistió, “solo confía en mi, la mina es muy especial”. Mi fantasía fluyo alborotada, tuve varias ocurrencias disparatadas, pero nada dije y acepte el pedido de Cris. Cuando por fin llegamos, el panorama era normal para una mina abandonada y en ese momento dude de lo seguro que pudiera ser incursionar en ella, pero Cris parecía saber lo que hacia y yo solo la seguí. Encendió una lámpara de kerosene, que  curiosamente se hallaba en la entrada y nos internamos en el túnel, el interior parecía que se desmoronaría en cualquier momento, pero Cris avanzaba con paso rápido y seguro, intuí que era mucho lo que iba a recorrer y sentí cierto temor. Cris, que me tomaba de la mano, me miro y repitió: “confía en mi” y eso hice. Luego de interminables minutos llegamos al final del túnel, por supuesto yo no comprendía que significaba esto, Cris tomo mis dos manos, las apretó con fuerza y luego de una pausa me dijo: “este es el momento en que puede cambiar tu vida y por favor escúchame con calma, todo depende de tu decisión, siéntate que tengo que contarte”, ambos nos sentamos en el suelo, uno frente al otro y Cris, como buscando las palabras, comenzó su relato. “No se que piensas con respecto al universo, a nuestra existencia, a la de otros seres en el cosmos, lo que te quiero decir es que no somos los únicos seres inteligentes”, - “Cris no entiendo, a que viene esto, yo no creo que seamos los únicos, las probabilidades son enormes con 100.000 millones de estrellas solo en nuestra galaxia, pero…”, - “por favor no me interrumpas, no estoy teorizando, yo se que existen y por eso estamos acá”, mi confusión casi me descontrola, pero permanecí en silencio, Cris continuo: “hace muchos años mi padre los encontró, el era obrero en la mina y cuando esta cerro, siguió cavando solo, sin saber por que lo hacia, supongo que era guiado por ellos. Lo importante es que descubrió la compuerta de una nave espacial y los seres que conoció, hacia miles de años eran cautivos en su nave sepultada, son seres energéticos que carecen de forma, pero se representan a nuestra imagen para comunicarse con nosotros. Su vida es casi eterna en comparación a la nuestra, pero sin un contenedor, un cuerpo, no pueden abandonar la nave, no se por que y son sensibles a la electricidad” – “¿Me estas hablando en serio o es una broma?” – “Te lo ruego, déjame continuar, ellos necesitan nuestros cuerpos para salir, pero debemos aceptarlos, podrían hacerlo de cualquier manera si quisieran pero digamos no es su política, son seres maravillosos, que distan de nosotros como nosotros de las amebas” – “A ver si comprendo, por lo que decís ¿me trajiste acá para que los conozca y acepte?” – “Si pero eso no es todo, si tu los aceptas, no notaras nada malo, todo lo contrario, el cambio que experimentaras es la ausencia de maldad, en todas sus expresiones, no podrás mentir, engañar, traicionar, ni siquiera tendrás pensamientos negativos y como recompensa, te brindan además, retardar el envejecimiento, vivirás 300 años sin sufrir enfermedades ni dolores. ¿Por qué crees que en el pueblo son todas buenas personas, de rasgos bellos y bondadosos?, ellos realzan lo mejor de nosotros y no interfieren de ninguna otra manera, es como incorporar a Dios en nosotros, literalmente. Lo único que puede resultarte incomodo, es que no debes vivir en las ciudades, como te dije, la electricidad los daña, pueden soportar parámetros bajos pero no la alta tensión de las ciudades, por eso en el pueblo decidimos abstenernos completamente de la electricidad, no queremos molestarlos en lo mas mínimo” – “Podemos salir, estoy confundido y quiero aclarar mis pensamientos” – “Claro mi amor, como gustes”.
                  Al día siguiente me levante temprano para desayunar con mis padres y cuando estábamos  los tres sentados a la mesa, les dije: “tengo algo importante que quiero que sepan y espero su aprobación, voy a buscar una oficina en el centro para abrir mi estudio de abogado, ya me canse de las vacaciones y mi carrera es lo mas importante”                                                                                                    
                                                                                                                                                                                                                                                     Abril 2011
 
                                                                                    
                                                                         

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